Open House cumplió 10 años, y tuvimos el honor, después de años acompañándolos y admirando su tarea, de prologar su increíble libro editado por Bisman Ediciones.
Les compartimos nuestro texto:
Pasen y vean
Bienvenidos a la ciudad de la democracia
Así,
Borgeana,
Pareciera que siempre ha estado allí, desafiando en su laberíntica grilla a quien se anime a transitarla, maravillándose por su homogénea variedad.
Principio de milenio, Buenos aires parece dada, desde siempre y las preguntas generales solo apuntan a sus remarcables hitos patrimoniales, tan parisinos ellos.
La ciudad no es materia de estudio en las escuelas y el dominio público no está en consideración de la gente, que si la usa, bien y mucho, para manifestarse.
Lo que los arquitectos hablamos de la ciudad queda entre cuatro paredes disciplinares, y solo se filtra algo de lo mucho que allí se piensa eventualmente detrás de algunas de las eternas discusiones que nos cuesta resolver: Puerto Madero, la conexión norte sur, la costa…
No obstante la ciudad se renueva casi en silencio, quirúrgicamente. Algunos barrios mutan a pequeñas centralidades más densas, más mixtas en sus usos y tipológicamente más complejos: las casas y los PH devienen en pequeñas agrupaciones que combinan ambas modelos en vertical.
Zonas marginales se transforman en pequeños nodos, dando acceso a poblaciones más jóvenes que dinamizan la vida, incorporan usos y extienden horarios.
Las camadas post dictadura de la FADU UBA vuelcan sobre el viejo tejido sus inquietudes, imaginarios y paradigmas que van dando forma una nueva capa de la ciudad. El diseño y la arquitectura comienzan a dejar un silencioso registro de una nueva época en las formas de habitarla.
Una anónima y sorprendente dinámica privada, sin participación del estado y sin crédito, impulsada por jóvenes arquitectos, instala una nueva forma cooperativa de construcción de vivienda, materializando modelos tipológicos que combinan la más clásica tradición moderna (dobles alturas, ventanales, plantas bajas libres) con las más arraigadas tradiciones locales (rejas, parrilleros, patios) dando lugar a un nuevo perfil de ciudad, el R2b1 para los mas reglamentaristas, los fideicomisos al costo para los más contemporáneos monetaristas.
Ese fenómeno de autores anónimos y generador de trabajo, renta, plusvalía y arquitectura tan poco apreciado, solo cobro relevancia en el imaginario colectivo, cuando un grupo de ignotos arquitectos decidió ponerlo a disposición del gran público, en lo que hoy todos conocen como Open House, esa ceremonia anual que por más de una década hizo sacar turno a enromes cantidades de gente que hacen fila para conocer esa otra ciudad, la ciudad de los jóvenes arquitectos, la ciudad de la democracia.
El grupo Co Habitar Urbano, integrado por Elisa Rocca, Ricardo Pomphile, Santiago Chiban, Nacho Queralto y Georgina Gabrielli asumió el desafío que ninguna institución disciplinar había asumido, cuando decide contra todos los molinos de viento, hacer una convocatoria masiva para abrir la puerta de toda una generación de nuevos edificios, esos que algunos tildaron de saludable mediocridad, dando así a conocer las nuevas formas del habitar en nuestra ciudad.
Y lo hicieron generosa e inteligentemente, porque lejos de plantearlo como una cuestión generacional, vincularon la convocatoria a ese otro patrimonio edilicio magnifico que nuestra cultura urbana, desde otras épocas nos ha brindado: un fin de semana por año, los recorridos habituales de la gente se modifican, y los mapas del Open House dibujan nuevos circuitos y flujos detrás de la oferta de visitas en un viaje entre joyas del pasado y lo mejor del habitar contemporáneo de la ciudad.
Finalmente, llegando a su década de vida, la pandemia irrumpe en el planeta actuando disruptivamente en todos los ámbitos, y Open House no fue la excepción: ante la imposibilidad de visitar edificios y encerrados, la apertura fue hacia el mundo. El mapa de edificios a visitar se volvió un planisferio con una red de ciudades que abrían sus puertas virtuales para que el recorrido se enriqueciera en su nueva dimensión global.
En sintonía con la época, Open House asumió entonces las nuevas dimensiones de la disciplina, allí donde la ciudad y el territorio reclaman ser entendidos desde nuevas perspectivas.
En esta nueva instancia, esta celebración y este libro, una contribución invaluable al acervo colectivo, a la cultura urbana, y a la valoración del arduo y casi anónimo trabajo disciplinar que hacemos los arquitectos.
Arquitecto Pablo Ferreiro / AFRa
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