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lunes, 24 de noviembre de 2025

70 cigüeñas y ninguna flor

Reflexiones luego de Estepa 2024 y de la feria AOG 2025

 

Estepa 2024 – Viaje de estudios con el Taller Nación

Pareciera que vamos a rumbo a un aterrizaje forzoso en aquella arena interminable, cuando la súbita aparición de un largo oasis verde anuncia la llegada al alto valle del Rio Negro, esa centenaria y fabulosa obra del estado nacional, de la cultura argentina, donde se crearon miles de hectáreas productivas, una economía y una cultura, en una época añorada donde las utopías se volvían reales.

 Diques, canales, represas; agricultura y energía, riego petróleo y gas: buena parte del combustible que el país necesita para levantarse cada día se genera aquí, en el corazón energético del país.


No importaba tanto si Rio Negro o Neuquén, en tanto Nación, hasta que los 90 dan el primer paso a la balcanización: los recursos ahora son de diferentes polígonos que dividen el suelo nacional vaya a saber detrás de que albur geométrico dibujado por intereses antiguos que nada ayudan para administrar lógicamente hoy los recursos.

Aquí se respira algo de enojo con Buenos Aires, esa Buenos Aires que, entre muchas restricciones, en su momento también planificó ese valle y esas obras colosales; pero que hoy solo representa los únicos problemas que las provincias, con un poco de razón y mucha ingratitud, dicen tener.

El monolito de la plaza central de Neuquén marca la distancia en kilómetros a varias ciudades importantes de un mundo que no incluye a Bs As obviamente; se inauguró una ruta directa de Neuquén a Texas, ese otro epicentro de la energía global, sin escala en la ciudad de la furia por supuesto. Tensiones y pulsiones más que atendibles teniendo en cuenta la historia de la construcción nacional y el rol del puerto de Buenos Aires, pero claramente a esta altura, necesitadas de encontrarles el tono justo y ecuánime en pos de un desarrollo integral necesario si queremos subirnos al tren de la historia.

Nuestro lejano oeste crece desordenado y caótico, urgente y productivo, con poca atención sobre la calidad de vida de quienes trabajan aquí día a día: camioneros que duermen en sus camiones a la espera del turno para levantar las arenas de los nuevos yacimientos, arenas que se esparcen en el cotidiano atravesar las poblaciones del valle, dejando además de arenas en las vías respiratorias, pozos en sus caminos y algún que otro accidente vial.


El campamento Añelo deviene en pueblo y sus rentas por alquileres nada deben envidiarle a Puerto Madero.

Otros excedentes impactan en Neuquén y Cipolletti, y la lluvia de ladrillos pone en jaque tierra fértil productiva y costa de ríos que tanto costaron generar, en aquellos años que se hablaba de utopías y no de rentabilidad.

Sería deseable que cuando se acabe el negocio, vaya a quedar algo que trascienda a la extracción; ya hemos visto muchos casos parecidos aquí y allá en todo el continente; y todavía estamos a tiempo de organizar saludablemente este y otros procesos análogos que comienzan a darse, aunque los discursos de época, no nos permiten ser muy optimistas.

Uyuni, Bol. Minas de Sal

Serra de Navio, Macapa, Br. Mina de Manganeso

Añelo, Neuquen, Arg. Vaca Muerta


AOG 2025 – Feria del Petróleo y el Gas, predio ferial de Palermo, Bs As.

Un rumor lejano y frenético nos va guiando hacia esos pabellones centenarios.

El ganado o los caballos de la plaza central han sido reemplazados por grúas y complejas bombeadoras de fractura del suelo; ¡el picadero se ha tecnificado, y como!

Este reemplazo simbólico habla un poco del nuevo modelo económico del país, allí donde el campo va dejando de ser la única gallina de los huevos de oro, y esa otra economía extractiva, en este caso de minerales gas y petróleo, Rigi mediante, compite por el primer lugar en la generación de ingresos para las arcas de la nación.

Bueno, no esta tan claro que entren a las arcas de la nación, pero sí que hay mucho dinero en juego.

Entrar a los pabellones de la rural en Palermo, en esta edición de la Expo Argentina Oil y Gas, es entrar a uno de los lugares de más concentración de dinero y trabajo del país: gente por todos lados, cocteles aquí y allá, conferencias, mesas redondas y rondas de negocios.

Mas de 500 expositores, y una primera lectura de la convocatoria (desde el campo proyectual urbano o arquitectónico al que pertenecemos):

No hay un solo stand de representación del gobierno nacional, ni de ninguna dependencia que pudiera tener que ver con planificación, sustentabilidad o un pensamiento integral del fenómeno territorial que supone esta economía.

EN 540 stands, no hay un solo espacio para organizaciones o agrupaciones ambientales: como suele pasar en estas instancias, los ambientalistas denuncian los daños en algunas tribunas, y el mercado opera en otras, y nunca se potencia el valor de la verdad de lo que cada sector representa.

  

Hay varios stands de provincias, que representan la atomización del territorio integrado, en una lógica que ni siquiera responde a los mapas de las cuencas, ya que varias de ellas pertenecen a más de una provincia o incluso, de un país. Cada una presenta su oferta de yacimientos y muestra el potencial de esos paisajes lunares que cada provincia posee dentro de su polígono territorial.

   

Habrá algún tejido infraestructural de distribución y transporte que integre y optimice el sistema en conjunto? 

¿Dónde esta ese mapa? ¿Dónde el proyecto? ¿Quién lo debiera liderar, quien pondría los recursos?

La operación ferroviaria que enhebro el sistema agroexportador habilitando millones de hectáreas productivas rumbo al sistema de puertos de la segunda mitad del siglo 19 pensada desde Bretaña, aquí brilla por su ausencia, y las disputas políticas por las decisiones estratégicas no acompañan la velocidad implícita en los planes e intereses de las empresas y sus inversiones.

De hecho, llama poderosamente la atención el saber, luego de preguntarlo varias veces con bastante incredulidad, que el presidente de la Nación, o alguna alta autoridad nacional, promotora del Rigi, no inauguraran o capitalizaran políticamente semejante encuentro, lo que pareciera sugerir que nadie está pensando integralmente esta gigantesca operación para los próximos años.

Seguramente cada provincia esté activamente trabajando, y probablemente los gobernadores y sus equipos (algunos presentes aquí) tengan instancias integradoras, pero lo que la expo expone, valga la redundancia, no habla de eso.

Ahora bien, que tiene que ver la arquitectura con esto?

Podríamos argumentar dos dimensiones al respecto:

En lo edilicio, lo poco que se expone aquí, está relacionado a construcciones modulares, que optimizan tiempos y logística para operar en estos paisajes tan aislados y hostiles: módulos con prestaciones y cualidades mínimas indispensables en todo sentido, pensadas para optimizar tiempos de armado y desarme. Ni siquiera la posibilidad de armar una industria de la construcción de lo efímero, ya que seguramente en breve, galpones chinos para armar como mecanos que incluyan hasta el último tornillo, proliferaran, como lo hacen ya en Uruguay, y en esa invasión de bicherío metálico, el diezmado del poco padrón de pymes metalúrgicas que aun sobrevive al nuevo (viejo) modelo.       

                

En otra escala, algún proyecto de desarrollo de parque industrial, algo así como un pedazo de estepa alambrado y subdividido cerca de la ruta del petróleo; y no mucho más.

De los intentos de organizar y desarrollar Añelo, o los crecimientos de San Patricio del Chañar y poblaciones cercanas, o del impacto de la operación en Cipolletti y Neuquén, nada.

Solo galpones y construcciones temporales, unos campamentos lo más básicos posibles, que al momento de abandonar el lugar cuando el recurso se agote o cambie la matriz, puedan abandonarse con bajísimos costos dinerarios y un buen pasivo ambiental.

Nada que la historia del país y la región no conozcan a la perfección.


La otra dimensión es la que nos interesa y que poco interesa:  que el pensamiento proyectual pueda poner a la vista alternativas para la construcción del habitar y el sentido de los lugares, que puedan trascender una coyuntura y que puedan quizás, asumir nuevas hipótesis que no solo dependan de una operación especifica:  y esto que puede sonar idealista o ingenuo, tiene aquí cerca, en la construcción del Alto valle, un ejemplo ineludible que se vuelve referencia. Infraestructuras que han creado un lugar habitable que ha trascendido su lógica original, que aun ante un cambio de matriz económica pueden igual generar sentido, asumir transformaciones, y seguir siendo pequeñas centralidades tan necesarias en la ecualización de nuestro extenso territorio.





Y que de alguna manera lo tiene también el proyecto de urbanización que acompaño el proyecto del Chocón, aquí cerca también, en esta usina energética para el país que es Neuquén.



Hubiera sido valioso ver toda esta energía y fuentes de trabajo que por años serán tan importantes para nuestro desarrollo en una proyección integrada, en un proyecto que reúna a la lógica puramente económica, opciones de carga de sentido y más que pasivos ambientales, activos, para el futuro desarrollo de la vida, que ayuden a ecualizar el concentrado habitar en solo 3 o 4 lugares de nuestro extenso territorio.

Nos vamos yendo de la expo asombrados con la escisión entre la lógica productiva y la habitabilidad de estos fenómenos, pero pensando en otros modelos análogos en la historia de estas operaciones, y en todo lo que hay por hacer aun. 

Hay mucho para aprender de Brasilia, no por sus edificios y todo lo que tanto nos atrae de su arquitectura, sino por el motivo profundo que subyace tras su construcción: algo se podría relacionar por estos días de relaciones carnales....pero esta hipotesis, en el proximo posteo. Suficiente por hoy!


martes, 18 de noviembre de 2025

Quien valida a la arquitectura?

 

¿Para qué hay tanta tecnología de esa que resuelve todo más rápido y eficientemente, si cada vez tenemos menos tiempos para pensar y escribir?

cómo es que el supuesto tiempo que dispondríamos gracias a los nuevos procesos digitales terminamos usándolo para más de lo mismo, pero con menos rendimiento a nuestro favor?

¿Para quién trabajamos más si hemos perdido ese saldo favorable de tiempo que nos otorgaría la revolución tecnológica-informática?

Por más de un motivo aquí en AFRa hemos perdido tiempo de reflexión, registro y comunicación de lo que hacemos:

por un lado, porque buena parte de ese capital que el Estudio ha sabido construir, fue a continuar su evolución ampliada en los registros en redes y en sendos libros del proyecto académico del Taller Nación.

Si uno quisiera seguir la pista de lo que pensamos y registramos aquí durante tanto tiempo, probablemente se encuentre allí, ampliada en el formato de un espacio colectivo más amplio y potente; pero cada tanto, en algún espacio que los veranos suelen ofrecer, se dan oportunidades para algún repaso de proyectos, periodos y procesos aquí en AFRa, mucho más acordes a los tiempos de la arquitectura, que fueron cooptados y deformados por las exigencias neuróticas de las redes sociales en temporalidades histéricas que nada tienen que ver con la cadencia y el tiempo real de la arquitectura.

Los tiempos para que un proyecto se vuelva obra son diametralmente opuestos a la demanda de alimentar feeds, y a la instantaneidad de Instagram, y la experiencia de un espacio en el tiempo no tiene nada que ver con Pinterest.

Sin embargo, una vez más, la idea y la ilusión que viene aparejada con el Progreso, desplaza y modifica territorios estables para redefinirlos (Bruno Latour), en este caso el de la materia y el espacio como emblemas de la arquitectura, a favor de la ilusión y la imagen como nuevo paradigma de un futuro mejor.

En ese desmadre de sentido, se ha vuelto imperioso entender como relacionar lo que hacemos y proponemos con quienes deben recurrir a nuestros servicios, ahora que además de hacer todo lo que hacemos, debemos ocuparnos de ser nuestros propios canales de difusión, en un broadcast infinito donde ya es imposible evaluar o distinguir entre un ladrillo y un pixel, un edificio y un render, o un historial construído en el tiempo, de las tendencias dictadas por un influencer. (Beltran, son un capo de las redes, y cierta provocacion esta bueno, pero tomemonos un cafe en off un dia, dale?) 

En ese maremágnum, que afecta lo laboral, y la construcción de sentido, 

quien valida?

quienes imponen la agenda? quienes determinan lo que está bien y lo que está mal,

quien impone el último grito de la moda?

 En ese escenario, en estos últimos meses transcurridos, quizá mas allá del año, y más allá de los proyectos y obras que compartiremos de este periodo, fuimos  participando de algunas diversas actividades y situaciones, que pueden hilvanarse y relacionarse en línea con esta inquietud que les compartimos, y sobre las que nos gustaría sacar algunas conclusiones, siempre con la idea de reafirmar o ajustar el rumbo, siempre con la vocación de provocar la discusión y el debate, y siempre, y esto es determinante para nosotros, con la idea de entender el espíritu profundo de la época y darle así sentido a lo que hacemos cada día desde hace años.

Escribir y dejar registro es a esta altura, un hecho contracultural; no solo por el tiempo que escribir supone (tiempo de reflexión y tiempo de escritura) sino, por la extendida idea de que ya casi nadie lee pudiendo scrollear.

Intentaremos, a nosotros tampoco nos resulta sencillo, no perder esa tradición que en AFRa siempre supuso que escribir es parte de nuestra obra, a veces como una reflexión de lo hecho, a veces como una flecha disparada hacia dónde queremos ir.

Es fácil distraerse o perder de vista los lugares que nos interesan; y leernos, leer lo que fuimos dejando en esta bitácora durante tantos años nos enfoca, nos reafirma, o en todo caso nos ayuda a entender porque o que ajustar, de donde venimos, y como escuchamos por allí,

velar por nuestros intereses,

siempre y cuando esos intereses no atenten contra nuestros principios.

Es hora de volver a darle un tiempo al tiempo, y de retomar la conversación pública:

lo que hacemos es un complejísimo trabajo que busca acondicionar y embellecer dentro de plazos, presupuestos y economías desmadradas, miles de vectores a articular desde intereses diversos, para el mejor desarrollo de las vidas allí proyectadas, en escenarios colectivos aun mas complejos, lo suficientemente complicado y demandado como para validarse en pinterest.

Escribámonos mas y fotografiemos menos, que nuestras obras necesitan buenas bases.

(Nota al pie: este texto había quedado en borrador desde principios del año 25, pero sigue siendo válido, y hoy es un buen día para compartirlo)

 

 

viernes, 25 de octubre de 2024

D-House : Una Decada de Open House

Y para cerrar un ciclo, dentro de un ciclo magnifico que cierran los CoHabitar Urbano: 

yo les escribía cuando empezaron hace 10 años para ponerme a su disposición , y ahora son ellos los me escribieron para poner a mi disposición  un espacio en la presentación de su libro.

Mejores imposible estos pibes! Compartimos nuestro texto para la presentación del libro.

 

D-House

Una Década Open House

 Un cuarto de siglo atrás, a pocos metros de aquí, fui también invitado a presentar un libro, en el Museo de Arte Moderno de la ciudad.

Ana de Brea publicaba su 10por 50, Terreno de Arquitectura, yyo representaba allí a una generación, que literalmente se ubicaba ultima en una notable fila de oradores, integrada por Mario Roberto Alvarez, Justo Solsona, Teresa Egozcue y Rafael Iglesia nada menos.

Abrió Mario Roberto, quien desplegaría una hoja de papel del bolsillo de su traje, para dar así inicio a las presentaciones. (cabe aclarar, que todos los varones estaban de traje menos yo ese día)

Mientras Mario Roberto hablaba, me arrime sigiloso al querido Rafa, cuchicheándole al oído como un adolescente: ¨Rafa, ¡el viejo trajo el discurso escrito! ¨ A lo que Rafael me respondió…¨yo también! ¨


Que yo este hoy aquí inusualmente de traje, y leyendo de un papel mi discurso es una clara alusión y reverencia a esas situaciones vitales, que me han interpelado, y considero referencias tanto en lo disciplinar como en lo afectivo:

Son mojones en una línea de tiempo más amplia y personal que habla de la Arquitectura no solo como una profesión y una fuente de trabajo sino como una sensible vocación, un ámbito colectivo de pertenencia, y una disciplina integradora y sintetizadora, que desde el campo proyectual está a cargo de dar forma a los fenómenos que la cultura produce sobre el soporte natural, como me gusta definirla.

 

Apenas supe de la vocación de la convocatoria en aquella primera edición de Open House, averigüé quienes eran sus ignotos organizadores y les escribí sin más poniéndome a disposición para lo que fuera:   suponía que en aquella iniciativa se estaba incubando algo trascendente, no solo por su ambiciosa escala, sino por asumir el reto de sacar a la disciplina de su cenáculo dándole visibilidad, y abriendo literalmente sus puertas al gran público al que está dirigido nuestro trabajo;   precursores en esto de brindar “una experiencia”, han puesto en valor en 1 a 1, al importantísimo y complejo trabajo que hacemos tantos anónimos arquitectos. 

Este libro que nos reúne hoy deja un registro de esa periódica convocatoria que ES YA tradición, que en su década de desarrollo ha establecido un momento en la agenda urbana, y ha trazado también uno de los diferentes mapas desde donde puede abordarse y entenderse Buenos Aires.

Pero también da entidad a un documento que suma una nueva capa a la construcción patrimonial porteña, integrando a clásicos y remarcables ejemplos históricos que atesora nuestra hermosa ciudad, la contemporánea producción de decenas de jóvenes profesionales, autogestores de su trabajo, incorporando así al acervo colectivo, un caudal de valiosos edificios que constituyen una singular producción de época :  como destaque en el texto incluido en el libro, hay allí un registro de la producción de una generación surgida de la resiliente e indispensable Facultad de Arquitectura de la Universidad de Buenos Aires del retorno institucional de principios de los 80, corpus edilicio queme gusta identificar como la Ciudad de la Democracia.

 

Georgina Gabrielli Elisa Rocca Ricardo Pomphile Ignacio Queraltóy Santiago Chibán,

junto a los cientos de voluntarios que han puesto el cuerpo, han dado, en estos 10 años una importante lección respecto a la importancia de ir detrás de los ideales, en una época donde lo que prevalece por lo general es la lucha por el poder.  

Lograron con su sostenido esfuerzo de años finalmente convocar a instituciones y empresas que sumaron sus valiosos aportes para que aquellos ideales solitarios se volvieran este patrimonio colectivo, 

Y entendieron muy claramente a pesar de sus aun juventudes, que esos ideales al concretarse, han conformado un ciclo plausible de ser repensado y potenciado, y con ejemplar lucidez lo pasan como posta en plenitud, activando a una nueva generación que queda a cargo de un legado que deberá encontrar su sentido,en la compleja y fascinante época que les toca.

Felicitaciones y enhorabuena queridos amigos,

He disfrutado con mucha admiración y agradecimiento lo que han hecho,

sepan que los voy a andar siguiendo de cerca y siempre a disposición,

allí por donde decidan seguir el viaje.

                                                                                 Buenos Aires, Octubre 2024


 

 

Pasen y vean: Bienvenidos a la ciudad de la Democracia

Open House cumplió 10 años, y tuvimos el honor, después de años acompañándolos y admirando su tarea, de prologar su increíble libro editado por Bisman Ediciones.

Les compartimos nuestro texto: 


Pasen y vean
Bienvenidos a la ciudad de la democracia


Así,
Borgeana,
Pareciera que siempre ha estado allí, desafiando en su laberíntica grilla a quien se anime a transitarla, maravillándose por su homogénea variedad.
Principio de milenio, Buenos aires parece dada, desde siempre y las preguntas generales solo apuntan a sus remarcables hitos patrimoniales, tan parisinos ellos.
La ciudad no es materia de estudio en las escuelas y el dominio público no está en consideración de la gente, que si la usa, bien y mucho, para manifestarse.
Lo que los arquitectos hablamos de la ciudad queda entre cuatro paredes disciplinares, y solo se filtra algo de lo mucho que allí se piensa eventualmente detrás de algunas de las eternas discusiones que nos cuesta resolver: Puerto Madero, la conexión norte sur, la costa…
No obstante la ciudad se renueva casi en silencio, quirúrgicamente. Algunos barrios mutan a pequeñas centralidades más densas, más mixtas en sus usos y tipológicamente más complejos: las casas y los PH devienen en pequeñas agrupaciones que combinan ambas modelos en vertical.
Zonas marginales se transforman en pequeños nodos, dando acceso a poblaciones más jóvenes que dinamizan la vida, incorporan usos y extienden horarios.
Las camadas post dictadura de la FADU UBA vuelcan sobre el viejo tejido sus inquietudes, imaginarios y paradigmas que van dando forma una nueva capa de la ciudad. El diseño y la arquitectura comienzan a dejar un silencioso registro de una nueva época en las formas de habitarla.
Una anónima y sorprendente dinámica privada, sin participación del estado y sin crédito, impulsada por jóvenes arquitectos, instala una nueva forma cooperativa de construcción de vivienda, materializando modelos   tipológicos que combinan la más clásica tradición moderna (dobles alturas, ventanales, plantas bajas libres) con las más arraigadas tradiciones locales (rejas, parrilleros, patios) dando lugar a un nuevo perfil de ciudad, el R2b1 para los mas reglamentaristas, los fideicomisos al costo para los más contemporáneos monetaristas.
Ese fenómeno de autores anónimos y generador de trabajo, renta, plusvalía y arquitectura tan poco apreciado, solo cobro relevancia en el imaginario colectivo, cuando un grupo de ignotos arquitectos decidió ponerlo a disposición del gran público, en lo que hoy todos conocen como Open House, esa ceremonia anual que por más de una década hizo sacar turno a enromes cantidades de gente que hacen fila para conocer esa otra ciudad, la ciudad de los jóvenes arquitectos, la ciudad de la democracia.
El grupo Co Habitar Urbano, integrado por Elisa Rocca, Ricardo Pomphile, Santiago Chiban, Nacho Queralto y Georgina Gabrielli asumió el desafío que ninguna institución disciplinar había asumido, cuando decide contra todos los molinos de viento, hacer una convocatoria masiva para abrir la puerta de toda una generación de nuevos edificios, esos que algunos tildaron de saludable mediocridad, dando así a conocer las nuevas formas del habitar en nuestra ciudad.
Y lo hicieron generosa e inteligentemente, porque lejos de plantearlo como una cuestión generacional, vincularon la convocatoria a ese otro patrimonio edilicio magnifico que nuestra cultura urbana, desde otras épocas nos ha brindado: un fin de semana por año, los recorridos habituales de la gente se modifican, y los mapas del Open House dibujan nuevos circuitos y flujos detrás de la oferta de visitas en un viaje entre joyas del pasado y lo mejor del habitar contemporáneo de la ciudad.
Finalmente, llegando a su década de vida, la pandemia irrumpe en el planeta actuando disruptivamente en todos los ámbitos, y Open House no fue la excepción: ante la imposibilidad de visitar edificios y encerrados, la apertura fue hacia el mundo. El mapa de edificios a visitar se volvió un planisferio con una red de ciudades que abrían sus puertas virtuales para que el recorrido se enriqueciera en su nueva dimensión global.
En sintonía con la época, Open House asumió entonces las nuevas dimensiones de la disciplina, allí donde la ciudad y el territorio reclaman ser entendidos desde nuevas perspectivas.
En esta nueva instancia, esta celebración y este libro, una contribución invaluable al acervo colectivo, a la cultura urbana, y a la valoración del arduo y casi anónimo trabajo disciplinar que hacemos los arquitectos.
Arquitecto Pablo Ferreiro / AFRa 



 

  

lunes, 18 de marzo de 2024

Pensar, Enseñar, Construir 2.0

 

Hace 20 años, nuestro estudio era convocado para ser parte de la muestra que con ese nombre, ponía en escena en el Museo Nacional de Bellas Artes, a un grupo de arquitectos que hacían de su ejercicio, una articulación entre el campo del ejercicio profesional, la academia y la docencia.

En la misma, cada uno se expresaba a través de una pequeña instalación que expusiera sus inquietudes respecto a su vinculo disciplinar, en un formato libre que ocupaba un espacio de 180*90*30.

Nuestra instalación consistía en una construcción de papel desmontable, donde el todo se conformaba por la suma de piezas trabadas y apiladas, como ladrillos de un muro, donde cada pieza se trataba de un folleto con un manifiesto y una serie de imágenes de proyectos y obras, 


y toda la experiencia resumia de alguna manera esas tres dimensiones de nuestro trabajo: el hecho de pensar la época, de dejar un registro escrito de las ideas, y un registro espacial en obras que de alguna manera cierran ese círculo, pero a la vez son motivo de una reflexión que lo vuelve a abrir.  

Ese ciclo siguió y sigue dándose, dos décadas después y de alguna manera nos constituye:

Las charlas, los textos y los concursos como plataforma de reflexión permanente, el Taller Nación como la materialización del ideario del Estudio llevado al ámbito académico potenciado por mil, por brillantes colegas y estudiantes que conformamos el espacio, y las obras como verificación, o como puestas en crisis de los discursos. Y asi el loop se mantiene dinámico y en permanente interpelación, transformando a nuestro estudio en nuestro medio de vida, mucho mas allá de su dimensión monetaria.

Si habitualmente la arquitectura suele validarse por las obras, (quién lo puede dudar, el objeto final de la disciplina) nos gusta exponer nuestra arquitectura como la suma de esas tres instancias, constitutivas de nuestro hacer. En una época donde todo se valida por una imagen siendo que las imágenes han entrado en crisis a raíz de su manipulación a extremos de irrealidad, compartir textos, bocetos y procesos es una manera de sostener el hacer disciplinar y la vocación.

En la era de la monetización de todo, compartimos algo de nuestro trabajo sin dividendos aparentes, esa siembra que aunque a veces no parezca,

nos enriquece.

 

1-      Un Complejo Cultural en Bariloche, entre el centro cívico y la montaña, en barranca, sobre la Bustillo, en la magnífica Bariloche. Provincia de Rio Negro, Argentina

2-       Un memorial en recuerdo de las víctimas del covid, en uno de los lugares de la ciudad donde la salud históricamente va dejando registros. Una capa mas en la memoria colectiva como significante de lo público. Mención Concurso víctimas del Covid, 2022 (AFRa+Asociados)


3-      Un pequeño Centro Cultural en honor al Arquitecto Mariana Arana, en una posible ronda peatonal a la Ciudad Vieja, sobre la bahía, en Montevideo, Uruguay


4-      Nuestra propuesta para el nuevo edificio del campus urbano de la Universidad  Ditella, finalista de la convocatoria al concurso. (AFRa+OMA+Bizzotto+MASA)

5-      Un edificio para las ciencias, la Ciudad de las Ciencias, en el eje de los playones ferroviarios sobre la calle Godoy Cruz, en Palermo, Buenos Aires (AFRa + HMOZ)


6-      La reconversión de la terminal de ómnibus de Minas, Uruguay, destinada a alojar una nueva sede de la Universidad tecnológica. (AFRa + Danza +HMOZ)

 
Pensar, Enseñar, Construir, 20 años después.