jueves, 20 de abril de 2023

AFRA mas acá

La Época desde acá: Nombrar para entender.

Entender la época y operar en función a ello es una obligación de cualquier disciplina, el origen de las energías que hacen que la rueda siga girando. Pero no es sencillo, y no todos asumen ese mandato tácito. Por otro lado, no muchos están dispuestos a invertir recursos en ser parte de la construcción de ese sentido, desde latitudes que por lo general, aceptan diccionarios construidos muy lejos de nuestras realidades.

La Pandemia finalmente, puso en evidencia esa necesidad, y fue muy grato recibir la invitación de Inst desde los Mapa, un muy valioso colectivo Portoalegrense Montevideano, para ser parte de una iniciativa al respecto: Como se llaman las cosas que nos están pasando, que aun nadie ha definido, y como pensarlas desde este rincón del planeta?

La idea de pensar un glosario de términos y sus definiciones, ha sido un ejercicio de enorme valor, compilando la mirada de valiosos colegas de la región, para dar forma a una lectura de época, a un diccionario de términos que de algún modo nos permiten profundizar en cuestiones que nos están pasando y van siendo asumidas como dadas, pero que nos obligan, y nos proponen, asumir y dar forma a esos nuevos fenómenos con matices que tiene que ver con nuestras realidades.

Un glosario que se vuelve libro que escapa al papel, se imprime en ropa, se vuelve instalación en una preciosa muestra en un territorio que desde el pasado sugiere un futuro posible.

Todo eso por pensarnos, gracias a la valiosa llamada de los MAPA, desde el corazón del Plateado, ese litoral atlántico con tanto en común, esa franja gaucha que desdibuja las fronteras de Argentina Uruguay y el Brasil

 


El Mundo desde acá: Open House www: Buenos Aires, una habitación planetaria.

De golpe el planeta se unificó.            

 Todos adentro de un día para otro. Ricos, pobres, al sur, al norte. Las ciudades como dispositivos de retención de flujos, de restricción. La arquitectura como primer antídoto al virus. No Pfizer o Moderna, que aun no daban respuesta:.. La arquitectura: Si tu hábitat es mas luminoso, mas amable, si tenés  balcón, si ventilas, si tenes una doble altura (esto es mas volumen a igual superficie)….de alguna manera, estas mas sano. Habitar, y la arquitectura como primer antídoto.

Luego la Ciudad.            

Mas de 500mil habitantes, mas grados de restricción que menos de 500mil. Pueblos autoacuartelados, restringidos, permisos para circular, control. El renacer del espacio público como foro y lugar de encuentro (y de salida) Los arquitectos ante la posibilidad de instalar temas indispensables de Agendas públicas; pero el tiempo pasa  y la oportunidad se diluye-

Quedan como emergente instantáneo de la cuarentena: el vaciamento de areas centrales zonificadas para un trabajo que ahora se hace a distancia;el avance de las lamparitas sobre los autos estacionados, fagocitándose la vieja vereda; los múltiples experimentos de tiny houses felizmente dispersas por paisajes de ensueño, la revaloración de la tierra semirrural gracias a la virtualidad y un monton de preguntas a debatir cuyas reflexiones y respuestas se diluyen en el tiempo y en la vocación de volver a la seguridad (para algunos pocos) del viejo escenario.

En medio de ese escenario disruptivo, los CoHabitar Urbano, como siempre, a la atura de las circunstancias, proponen instancias superadoras, buscando estar a la altura de las demandas y del pulso de época, ya no solo insisten en ofrecer al gran publico la oportunidad de vivenciar la arquitectura contemporánea a escala de la ciudad, abriendo las puertas de tantas viviendas y edificios remarcables en su década Open House, sino que ahora, aun encerrados, nos llevan al planeta con Buenos Aires como una de las habitaciones globales a escala, poniendo en escena nuestra realidad en el escenario urbano planetario.

Nos convocaron a contar en ese marco, no ya la Paris del sur que en parte somos, sino a mirar mas honestamente nuestra ciudad toda,  lo que nos permite asumir la condición de buena parte de  nuestra realidad, con el sur de ese sur como contracara del tejido clasico, eterno limite y desafio social y ambiental tantas veces postergado.Villa Soldati y su reserva, fue la Buenos Aires que elegimos para seguir pensándonos. 

Nos tocó presentar al planeta una mirada sobre parte de la historia de nuestra ciudad que explica desde allí, desde el sur inundable buena parte de nuestros conflictos, entre lo natural no entendido y la construcción cultural que dio forma a Buenos Aires, y porque no, al páis.

Compartimos el abordaje del sur junto al querido Matías Beccar Varela, quien desarrollo en ese marco la vivienda y las formas de habitar, en su interesante conjunto de viviendas del barrio 20, que forma parte de algunas de las buenas políticas con que la ciudad esta operando en ese sector de la metrópolis.

Escribimos este recordatorio hoy, después de escuchar a la gran Elisa Rocca asumir solita en los medios una tema caliente como es el de alquilar o acceder a la vivienda, tema que debiera tener a toda la dirigencia debatiendo y buscando caminos de viabilidad ya que hablamos tal vez del derecho mas vulnerado y perdido cada vez por mas gente.Elisa y Ofelia Fernandez, desde distintos lugares pero desde una misma circunstancia casi generacional: los mas jovenes, los que menos creen poder acceder a ese derecho.

Vayan estas líneas como un recordatorio de cosas que han ocupado nuestro tiempo por estas complejas épocas, pero sobre todo también para Elisa, Georgina, Nacho, Santiago y Ricardo, que desde el llano tanto bien le hacen a la difusión pública de los temas de nuestra arquitectura y nuestra ciudad.  

La versión global del Open House, con la presentación completa, en el siguiente link

https://www.youtube.com/watch?v=4bjf_AuHQe4

 

La Ciudad desde acá : Arquitectura con Vos y con Voz

Hace mucho ya que en AFRa, discutimos acerca del sentido y la dimensión de lo que hacemos, acerca de qué es lo que hace la arquitectura y en eso, nosotros.

Alcanza con hacer buenos edificios?. Para quien y para que los hacemos?  Que mas deberíamos hacer con lo que entendemos que es nuestra disciplina?

Es bueno hacer una salvedad, porque no toda la gente pueda tenerlo claro: Nuestra profesión. (vocación .disciplina..), hace rato fue mas allá de su idea clásica de hacer edificios, para abordar primero la ciudad, y luego inexorablemente el territorio integrado, lo que nos lleva a salir, ampliarnos, complementarnos y sumarnos a la discusión de la cosa pública.

No resulta sencillo integrarse desde el llano a esos debates, es mucho mas lo que uno puede perder que lo que se gana, pero siempre entendimos que nuestro valor reside en cierta libertad con la que hemos podido expresarnos, y que en algún lugar, alguien recogerá el guante si vale la pena lo aportado.

Este es un año de elecciones, y por lo general, los temas territoriales y urbanos no son parte importante de las agendas, detrás de tantas urgencias que siempre ocupan los debates públicos. Sin embargo, al menos en la ciudad, son muchas las expresiones de grupos de vecinos que organizados, empiezan a debatir el derecho a la forma de habitar, la alteración del patrimonio y la pérdida de la identidad, y el sentido respecto al habitar y el derecho a la vivienda.

Martin Kohan con su claridad habitual decía hace poco que nada está definido per se, y que  el sentido (de las herramientas tecnológicas) se disputa en el uso, en el debate en el campo de lo público. 

Si hay un campo de pertenencia colectiva, complejo y de múltiples intereses cruzados, es la Ciudad, y es allí donde se necesita la máxima capacidad de articulación de voluntades y necesidades detrás de un proyecto colectivo integrador.

Nos parece valioso y apropiado, a pesar del tiempo transcurrido, recuperar una entrevista que nos hicieran meses atrás en Radio con Vos, y que refuerza nuestra vocación de salir, participar, y aportar para una mejor construcción colectiva y participativa.

Gracias @odonellmaria y @sebastiandavi y @radioconvos por el espacio y la charla.

Aquí el link a la misma:      

 https://ar.radiocut.fm/audiocut/pablo-ferreiro/


 

 

 

 

miércoles, 12 de abril de 2023

Rafael

 


NY1: 1985

Primer viaje solo, llegue a esa ciudad con algo más 20 años y solo 100-usd, la dirección de un YMCA en la calle Amsterdam, bien arriba en la isla, de donde salí corriendo ni bien baje del bus, para refugiarme en el menos hostil de la calle 34, y una lista de edificios para visitar, en esa tradición hermosa y esperanzadora que cualquier estudiante de arquitectura profesa como parte de su formación inicial: ir a ver obras referentes, donde y como sea!

El John Jay College figuraba en mi lista entre tanta arquitectura increíble que conocer. No era una obra relevante, pero me había llamado la atención que el proyecto tenía una pista de atletismo en la cubierta, y en una ciudad-isla donde el suelo es escaso, me pareció una estrategia inteligente.

En la puerta no me dejaron entrar, pero igual hice mi check list al respecto, tachando en mi libreta la visita a esa obra de un arquitecto que no era de Buenos Aires pero allí decíamos que sí.

 

NY2: 1993

Casi 10 años más tarde, con un poco mas de información disciplinar en mi mochila pero casi nada a decir verdad, y por una serie de circunstancias personales y de mi familia política de ese entonces, tengo la desproporcionada oportunidad de estar allí sentado, en su oficina, en el increíble estudio de Manhattan; en la doble altura del hall balconeo sobre un grupo de colaboradores que construye una enorme maqueta (que hoy cuelga del techo) de la estructura del foro de Tokyo con destino a una próxima muestra al respecto en el MoMa, segundos antes de que nos recibiera.



Creo recordar un despacho profundo, un piano, un diploma en una pared tras el escritorio, y una charla alucinante de algo así como una hora que siempre agradeci como un momento muy privilegiado para un jovencito inexperto y naif como yo en ese momento, y muy determinante para cómo imaginar y pensar uno su propio futuro: agradecí a mi familia política por la oportunidad única que me brindaron, y a Rafael, por tratarme con tanto respeto y cariño: mucha generosidad a cambio de nada. Nos hablo de internet cuando aun no existía, de que las bases del Fórum se replanteaban desde un satélite con precisión de 1 mm, me preguntaba por nuestra facultad, por mis cosas....

Difícil recrear en unas pocas líneas el valor de ese encuentro inolvidable.

 

NY3 2018

Mientras Sylvia trabajaba, yo paseaba con el pequeño Lucio sin mucho plan, y en ese random reticular tan neoyorquino, de golpe me encontré en la puerta de su estudio, y decidí sin mucho plan, entrar.

Hable con una asistente, le conté que hacía 25 años que había estado allí, y que creía que ahora con un poco mas de certezas y herramientas, quería volver a tener la oportunidad de un nuevo encuentro, para retomar la charla. Ja!

El disparate de mi propuesta tuvo su redoble:  en cuestión de horas, me llego un mensaje donde me invitaba ese domingo cerca del mediodía  a que volviera a visitarlo en su estudio.

Era el día del padre ese domingo, en la enorme pantalla de una sala de reunión, México eliminaba a Alemania en el mundial de Rusia, y allí, volví a tener la oportunidad de sentarme a charlar con absoluta confianza, con uno de los más encumbrados arquitectos del planeta (ya volveré luego sobre esto) que me recibía sin ninguna condicionante, y sin ningún posible interés (mas bien todo lo contrario), cosa por lo que siempre le estaré agradecido. En una época donde cualquier perejil que esta cinco minutos en la gestión pública no te contesta un whatsapp, la generosidad de alguien con semejante agenda y compromisos de escala global, ponen en evidencia la dimensión de la persona.

Volvimos a hablar de muchas cuestiones de época, pude saber su opinión acerca de temas complejos y controversiales del ejercicio de la disciplina a escalas planetarias, y tuve la muy respetuosa vocación de preguntarle por algunas de sus decisiones proyectuales que ameritaban sus argumentos, sobre todo en el profundo respeto aun en la disidencia, lo que derivo en una imborrable charla para mi, casi como entre un padre y un hijo; y entiéndase bien, mi relación con el era casi nula, pero  el respeto mío y la generosidad suya permitieron esa intimidad, esos planteos y esa charla.

El puente de Rocha, las motivaciones para hacerlo, el proyecto San Rafael, Vilamajo, fueron alguna de las cuestiones sobre la que giro esa inolvidable charla, donde me permitió retomar aquel desparejo encuentro, en este otro desparejo encuentro, pero en esta ocasión, disparidad complementaria, respetuosa y constructiva.

Se fue un importantísimo referente de la arquitectura contemporánea, donde me interesa aquí resaltar mas allá del valor especifico de cada proyecto, de lo bueno o malo que alguien pudiera argumentar desde un cómodo sillón, la increíble capacidad de llevar adelante semejante proyecto personal   sostenido en el tiempo, al más alto nivel de exigencias y complejidades en los desafíos que implica cualquier proyecto de arquitectura que se concreta, de sostener una estructura de alcance global que no deja de expresar cierto ideario formado en estas latitudes sureñas, rioplatenses, en su formación montevideana, en su primer ejercicio porteño, y que sin duda pone en evidencia el talento y el nivel de autoexigencia y capacidad de una persona.

En lo personal, un gran recuerdo por ese par de maravillosos momentos, y el respeto y cariño a su familia y equipos en RVA en Montevideo y New York.

BSAS-MVDO 2023

Por Pablo Ferreiro para AFRa

PD: Buen viaje Rafael, a propósito, no estaría mal que a la brevedad. este hermoso edificio pase a llevar tu nombre




jueves, 23 de febrero de 2023

2020 2022 El Periodo Azul

Nuestro estudio es un viaje iniciado en los talleres de la FADU UBA hace 40 años, que  fue transitando diferentes situaciones en el tiempo que finalmente nos han permitido ser, vivir de nuestra vocación y expresar nuestra forma de ver las cosas a través de nuestros proyectos, textos y obras.

Hemos colectivamente decidido rumbos, tomado decisiones, opinando, aprendiendo y construyendo; hemos sometido nuestras ideas a consideración en artículos, concursos, publicaciones, y fundamentalmente a través de nuestras obras, y cuando el alcance de las inquietudes excedía la dimensión de nuestra oficina, buscamos como darle forma en otros ámbitos, fundamentalmente en la academia, en lo que hoy es una cátedra de arquitectura, el Taller Nación, de la misma FADU UBA que nos junto 4 décadas atrás, cerrando un circulo del que podemos estar orgullosos.

Que lo hayamos hecho colectivamente no implica que siempre acordáramos, o que pensáramos todos lo mismo; nuestro estudio siempre tuvo claro su espíritu colectivo, y la individualidad de cada uno de los que formáramos parte, que no han sido pocas personas, valiosísimas personas cada una de ellas en tantos años. Allí , en esa diversidad a acordar, siempre vimos un valor extra. Y que en un punto se refleja en nuestra producción, que no es obra de autor, sino procesos aluvionales, de proyectos que incorporaban miradas, sugerencias y la experiencia de cada uno, a veces incluso discutiendo demás las decisiones para lo que significan los tiempos económico financieros de las obras, pero que finalmente han generado el carácter de nuestra producción.

El estudio, si lo miramos en retrospectiva, (cosa que no nos interesa pero que dadas las circunstancias que nos atravesaron es imposible no hacer), podría estructurarse en diferentes etapas, desde los años de estudiantes donde empieza la historia en lo que era la FAU (sin la D de Diseño que vino después con la D de Democracia por suerte), hasta hoy, el año de la tercer estrella mundialista!

Largos años con escenarios cambiantes a veces por cuestiones internas entre nosotros, a veces por coyunturas externas de nuestro querido y cambiante país: distintas escalas, crecimientos y ajustes en cada crisis: hiperinflación de Alfonsín, convertibilidad menemista con inherente estallido social 2001; despegue 2003, crisis subprime 2009, y cepo para cerrar 2015; blanqueo y superdeuda 2019, pandemia, guerra 2020 y sigue la rueda que mucho no rueda…..en estos escenarios nos hemos desarrollado y bastante felices hemos sido hasta hoy, pero cuanta energía y capacidad creativa y productiva, y sobre todo bienestar hemos dilapidado como sociedad esto años, no?

Pero nuestra Historia, mas allá de todos estos avatares, sufre su golpe más duro recientemente con la partida de Satur, Saturnino Armendares, que junto a Claudio Rey y Pablo Ferreiro iniciara este cuento en las postrimerías de la Dictadura, en 1983 en Ciudad Universitaria.

Si bien nos gustaba pensar a AFRa como una Nave donde todos pudiéramos cargar nuestros intereses, y en esa suma determinar el rumbo, la ausencia de uno de sus capitanes, tremenda personalidad y energía, nos ha afectado y mucho, en lo que ha sido un largo proceso muy doloroso y difícil de asumir, en el que hemos estado inmersos un tiempo, estos dos años de un duelo que buscamos cerrar de algun modo, para retomar el rumbo, sin esa energía pero con el recuerdo de esa energía como capital de nuestra historia.

Empieza un nuevo año, y es un buen momento para relanzar el viaje, para retomar rumbos que son de alguna manera nuestra esencia, y para entender también los nuevos desafíos en los escenarios que se presentan para nuestra sociedad y nuestra época: nuestra economía, las formas de habitar, trabajar y producir, las casas y los edificios, el ambiente y la ciudad, todos temas y escalas que siempre nos han inquietado y que hemos tratado de pensar y proyectar y en los que seguimos trabajando.

De tantos formaciones y formatos, nos toca ahora a Pablo Ferreiro y Andrés Gómez seguir a cargo de la nave, continuar el viaje después de la tormenta, para seguir honrado nuestra historia y el aporte de tanta gente valiosa y necesaria con la que hemos disfrutado nuestras vidas en el marco de nuestra disciplina.

Buscamos cerrar así nuestro periodo Azul, en esa tristeza que Picasso transformo en ese color, pero que en nuestro caso implico estar poco conectados en general, y en particular con el registro y escribir aquí, cosa que tuvimos abandonada. Satur estaría inquieto diciendo, listo, vamos!

Más allá de ir mostrando algo de lo que hiciéramos estos años en el instagram del Estudio, esa molesta pero necesaria vidriera de esta época tan autobombastic (vos tan imagen y yo tan espacio…) nos interesa recuperar la alegre gimnasia de pensar, reflexionar, proyectar, construir, escribir y compartir desinteresadamente, en esta bitácora que deja un registro de nuestra mirada y nuestras respuestas a las inquietudes que nos vienen convocando todos estos años y que son estructurantes para cada uno de nuestros proyectos.

A un año de tu partida Negro, a tu memoria imborrable,

La Nave vuelve  a partir.

AFRa 25 febrero 2023.

 

Ventana en la casa D, 2007

un homenaje a Lina Bo, a la exuberancia de la Naturaleza, a como la luz rompe el hormigón, 

a que la vida a pesar de todo, siempre triunfa.

martes, 17 de enero de 2023

La huella de la Huella


La historia de la evolución urbana, en particular de la consolidación habitable de las penínsulas o istmos del territorio uruguayo, podrían estudiarse o planificarse según el registro que el propio territorio tiene en sus múltiples ejemplos, cada uno con sus diferentes grados de crecimiento.

Desde Punta del Diablo hasta Colonia del Sacramento pasando por Montevideo, solo por poner algunos casos de la costa oceánica del litoral Uruguayo, son variados los casos que permiten entender la dinámica de la evolución en distintos grados de avance, de la consolidación urbana de estas particulares situaciones del territorio, lo que permite sacar conclusiones, y contar con un variado menú, muy valioso a la hora de planificar o tomar decisiones acerca de codificaciones u obras infraestructurales o arquitectónicas detrás de los intereses más pertinentes para el enclave en cuestión.

La reciente nota que el periódico La Nación de Buenos Aires ( y de Punta del Este) publicara acerca de la situación conflictiva que se da en  José Ignacio, una de las penínsulas que avanzan sobre el mar en el departamento de Maldonado, permite, en clave veraniega retomar algunas reflexiones que hace años nos permitimos hacer en territorio uruguayo, donde la condición casi virginal de algunos enclaves, permite ver en tiempo real la gran afectación que producen aparentes pequeñas o bien intencionadas operaciones, que en el fondo, habilitan grandes afectaciones a los sitios.

https://www.lanacion.com.ar/sociedad/la-huella-el-icono-gastronomico-de-jose-ignacio-con-800-clientes-diarios-que-ahora-afronta-un-nid28122022/

El caso del famoso y fotogénico puente circular que unió vehicularmente Rocha y Maldonado, realizado por Rafael Viñoly y Eduardo Constantini, fue motivo de varios posteos y reflexiones que hiciéramos antes y después de su construcción, y el tiempo va mostrando, muy en los tiempos rochenses, los cambios que la operación infratectural (infraestructura + arquitectura) habilitara, y detrás de qué intereses.

http://estudioafra.blogspot.com/2013/06/cruzar-o-no-cruzar-el-problema-no-es-el.html

http://estudioafra.blogspot.com/2011/06/rocha-en-balsa-no-al-puente.html

La Huella lleva más de 20 años en su lugar, ofreciendo desde siempre la experiencia de comer rico, en un clima muy agradable, y con precios muy razonables si se compara con los niveles astronómicos (astronómicos, no gastronómicos…) del mercado del esparcimiento en estas costas. Genera trabajo y consumo local todo el año,  no solo en temporada de verano, lo que es fundamental para las dinámicas del habitar en lugares tan autónomos y alejados de otros centros urbanos durante todo el año, incluido el duro invierno marítimo por estos lares: seguridad, mantenimiento, pequeños servicios, vida social, microeconomías: probablemente alguna parte de la plusvalía que el enclave generó para si todos estos años pueda atribuírsele a la condición perenne de La Huella.

Pero el actual boom, la sobrecarga vehicular y de visitantes, y las dudosas obras a favor de la vehicularidad  realizadas en las últimas temporadas incorporan algunos otros actores como corresponsables de la actual situación: José Ignacio se volvió un lugar aspiracional por causas múltiples y colectivas, alimentadas por las revistas del espectáculo y la farándula, los famosos y los imaginarios de la felicidad y el buen vivir, sobre un escenario que es realmente privilegiado, y que logró captar la vocación y el capital de un grupo determinado de vecinos que encontró allí un lugar fantástico para habitar.

Este proceso evolutivo refleja un crecimiento mucho mayor al de La Huella, que no ha cambiado tanto en estos 20 años en comparación.

Punta Ballena, por poner un ejemplo análogo, tiene a Casapueblo como su motor perenne: diferente es la convocatoria, pero produce un fenómeno similar: activa movimiento todo el año, lo que junto al centro comercial de Portezuelo, aseguran una dinámica indispensable para la vida allí, donde se genero también en estos años un crecimiento importante;  y convengamos, a nadie se le ocurriría pedir que cierren Casapueblo por la afluencia que hacia allí se genera.

Lo que si habría que revisar son los intereses que se priorizan al momento de regular estos fenómenos de crecimientos, y es allí en donde el Estado local debe articular las tensiones que se generan entre los diferentes actores involucrados.

Cabo Polonio, otra de las magnificas geografías de las costas rochenses, bien podría servir aquí aunque parezca extraño, como ejemplo para pensar como habitar el crecimiento de José Ignacio.

Y lo tomamos como referencia, porque creemos que lo que tal vez podría reverse en la expansión de José Ignacio en comparación con el Polonio (entre muchas otras cosas…) es el rol de la vehicularidad en el tejido habitable.

En el Polonio, el automóvil nunca fue estructurante en la definición del dominio del suelo ni en la forma de circularlo. Por el contrario, el auto en origen, nunca entro a la península: todos habrán oído del Francés, y de los míticos ingresos en esos camiones de la guerra que un francés ponía al servicio de aquellos que se aventuraban a visitar este poblado de pescadores (similar a José Ignacio) atravesando dunas, para llegar a este reducto aislado del mundo, sin electricidad, pero conectado al tiempo y a los muchos sentimientos y actividades que emergen cuando solo quedan las personas y la naturaleza.

En formatos diferentes (que de a poco tienden a parecerse) ambos magníficos lugares tuvieron grandes crecimientos en las últimas dos décadas, se volvieron más masivos, se fueron formalizando (al polonio llego la señal de celular!!), se fueron manifestando conflictos de dominio, de códigos y de vecindad propios del crecimiento, pero el Polonio a diferencia de José Ignacio, sostuvo una condición determinante: el auto no forma parte de la vida del pueblo, no hay calles, no hay espacio cedido al automóvil, ni transito ni escapes de humo, ni la ortogonalidad de lo maquinal.(solo los propietarios pueden ingresarlos para llegar, pero no circulan una vez dentro)

Por el contrario, José Ignacio ya tiene en su estructura las ortogonales aceras para la circulación del auto, y reforzó, hace poco tiempo, el rol del auto en el pueblo, al formalizar el acceso al mismo, con los estacionamientos y la vehicularidad organizada ( y toneladas de asfalto sobre la duna) para acercar a los visitantes al casco urbano y a los comercios sobre la calle de acceso, lo que en la mirada externa, parece haber modificado, para peor, el ingreso, y en definitiva el carácter del pueblo.

La experiencia del Polonio, y del estado de Rocha que organizó y formalizó la dinámica de los accesos en camiones al poblado en la lógica del francés, hubiera sido útil al momento de proyectar la operación en José Ignacio: el estado de Maldonado podría haber repensado allí esa lógica, al menos en la temporada estival.

Que los autos visitantes queden afuera, en la rotonda y sus alrededores. Que solo los dueños puedan entrar sus autos, como en el Polonio. Que un servicio sencillo de bicicletas y un par de camiones o carros, según el imaginario y la aspiración determinen, alimenten la experiencia de llegar a José Ignacio (y a La Huella) en un carrousel a modo de transporte público, gratuito o rentado, como se elija ( si la Huella tiene 250 empleados , fácilmente podría asumir el costo de cuatro choferes, y el municipio el resto, por jugar un poco a la gestión…) y replicar esa experiencia de la llegada de un modo diferente al sitio, que es , esa diferencia, lo que en definitiva inicia la ruptura con lo cotidiano y protege la dinámica del pueblo y sus habitantes, que con todo derecho desde hace tiempo, reclaman sostener el carácter del lugar.

Que la pèatonildad, el tiempo, la cadencia y el contacto con el sitio, ese tiempo entre el auto y el pueblo, sea un valor y no una pérdida de tiempo. Que menos asfalto refleje el sol elevando la temperatura,  y permita absorber mas humedad, y minimizar las canalizaciones del agua de las lluvias.

El conflicto que enfrenta josa Ignacio, es el conflicto que enfrenta el planeta, y en ello, varios enclaves de nuestra región: la finitud del territorio ante las crecientes demandas poblacionales, y el resguardo en esa dinámica de sitios de calidad extraordinaria de vida. Y la tensión entre el acceso masivo o restringido a esos enclaves, su densificación, y la suba del valor del habitar allí.

Y en ese crecimiento inexorable, los problemas implícitos: los recursos energía y agua, el manejo de los residuos, y el transporte, en particular, el rol del automóvil.

En mayor o menor medida, esto también le ocurre a José Ignacio, y parece injusto adjudicarle a La Huella la responsabilidad.

Ojala entre el Municipio, los vecinos y los trabajadores del pueblo, la comunidad toda, puedan acordar y encontrar la manera más pertinente de acomodar las cosas: una mirada inteligente a la historia de la costa uruguaya con sus huellas podrá ser útil para el destino de José Ignacio y la La Huella.