miércoles, 21 de febrero de 2018

Volver al futuro: Esos brillosos objetos de deseo. (Licencias veraniegas)


Pasar por una obra mas de 20 años después, y descubrirla remozada, mantenida, cuidada, digna.

Eran los 90 y queríamos probar esos materiales que espiabamos en las publicaciones (que eran papel, internet no existía...) La Croquis nos provocaba con esa inexplicables texturas de obras perfectas, e hicimos lo posible por llegar al parnaso material de la madre patria. Incluso mas allá del sentido común. 
Pero finalmente logramos usar esos tableros de madera contrachapada, importados en esas pequeñas ficticias ventanas integradoras de fugaces aperturas económicas (que destruyen la industria local,o la fuerzan a superarse según las bibliotecas)
Después resultó que la incidencia del UV del sur del mundo era mas fuerte que el europeo, y los tableros expuestos al oeste se quemaban y decoloraban, pero aquí los pusimos hacia el sur, y sobrevivieron.

Allí está este pequeño edificio de vivienda colectivo, donde buscamos que la parte y el todo no se expresaran en su obviedad, trabajando la fachada como un todo sin que necesariamente se leyeran su planta libre, y las unidades duplex y simples que alberga.
La madera como plano integral, lleva a la calle pública la calidez hogareña, y en su vocación de cajita feliz,  elude en esa época tan productora de desigualdad social la necesidad de recurrir a la reja, uno de los tipos emergentes mas representativos de ese período de nuestra cultura.


Paseando por la calle Don Bosco
20 años y sostiene.