martes, 23 de diciembre de 2008

25

Empezamos en el último año de la dictadura militar: había un curso de ingreso que duraba dos meses, tres materias, dos exámenes de cada una, seis notas, y la sumatoria, la nota final.
Para entrar había cupo: solo entraban algunos.
Los que hacían la conscripción , hacían otro curso de ingreso; claro , eran “militares”.
Tenías que llevar una credencial que te pedían todos los días.
Ese año cambio todo. Malvinas fue un boomerang que volvió sobre sus cabezas.
La facultad entró en ebullición. Los talleres nuevos. La alegría de una nueva historia. la libertad. El debate de ideas. Las agrupaciones estudiantiles, los carteles.
Las 9 de julios llenas de gente, un día o el otro. todo lo que callaron o escondieron en esos años terribles brotaba de las paredes, salía a la superficie.
Hace 25 años nos educábamos en esa facultad. En ese ámbito que nos permitía entender que la construcción no iba a ser sencilla.
En esa maravilla que tenía como combustible la dicha de lo que venía.

25 años después, sería muy importante, MUY, que entre toda la discusión y el debate necesario, no olvidemos de donde venimos.

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