martes, 18 de noviembre de 2025

Quien valida a la arquitectura?

 

¿Para qué hay tanta tecnología de esa que resuelve todo más rápido y eficientemente, si cada vez tenemos menos tiempos para pensar y escribir?

cómo es que el supuesto tiempo que dispondríamos gracias a los nuevos procesos digitales terminamos usándolo para más de lo mismo, pero con menos rendimiento a nuestro favor?

¿Para quién trabajamos más si hemos perdido ese saldo favorable de tiempo que nos otorgaría la revolución tecnológica-informática?

Por más de un motivo aquí hemos perdido tiempo de reflexión, registro y comunicación de lo que hacemos:

por un lado, porque buena parte de ese capital que el Estudio ha sabido construir, fue a continuar su evolución ampliada en los registros en redes y en sendos libros del proyecto académico del Taller Nación.

Si uno quisiera seguir la pista de lo que pensamos y registramos aquí durante tanto tiempo, probablemente se encuentre allí, ampliada en el formato de un espacio colectivo más amplio y potente; pero cada tanto, en algún espacio que los veranos suelen ofrecer, se dan oportunidades para algún repaso de proyectos, periodos y procesos aquí en AFRa, mucho más acordes a los tiempos de la arquitectura, que fueron cooptados y deformados por las exigencias neuróticas de las redes sociales en temporalidades histéricas que nada tienen que ver con la cadencia y el tiempo real de la arquitectura.

Los tiempos para que un proyecto se vuelva obra son diametralmente opuestos a la demanda de alimentar feeds, y a la instantaneidad de Instagram, y la experiencia de un espacio en el tiempo no tiene nada que ver con Pinterest.

Sin embargo, una vez más, la idea y la ilusión que viene aparejada con el Progreso, desplaza y modifica territorios estables para redefinirlos (Bruno Latour), en este caso el de la materia y el espacio como emblemas de la arquitectura, a favor de la ilusión y la imagen como nuevo paradigma de un futuro mejor.

En ese desmadre de sentido, se ha vuelto imperioso entender como relacionar lo que hacemos y proponemos con quienes deben recurrir a nuestros servicios, ahora que además de hacer todo lo que hacemos, debemos ocuparnos de ser nuestros propios canales de difusión, en un broadcast infinito donde ya es imposible evaluar o distinguir entre un ladrillo y un pixel, un edificio y un render, o un historial construído en el tiempo, de las tendencias dictadas por un influencer.

En ese maremágnum, que afecta lo laboral, y la construcción de sentido, 

quien valida?

quienes imponen la agenda? quienes determinan lo que está bien y lo que está mal,

quien impone el último grito de la moda?

 En ese escenario, en estos últimos meses transcurridos, quizá mas allá del año, y más allá de los proyectos y obras que compartiremos de este periodo, fuimos  participando de algunas diversas actividades y situaciones, que pueden hilvanarse y relacionarse en línea con esta inquietud que les compartimos, y sobre las que nos gustaría sacar algunas conclusiones, siempre con la idea de reafirmar o ajustar el rumbo, siempre con la vocación de provocar la discusión y el debate, y siempre, y esto es determinante para nosotros, con la idea de entender el espíritu profundo de la época y darle así sentido a lo que hacemos cada día desde hace años.

Escribir y dejar registro es a esta altura, un hecho contracultural; no solo por el tiempo que escribir supone (tiempo de reflexión y tiempo de escritura) sino, por la extendida idea de que ya casi nadie lee.

Intentaremos, a nosotros tampoco nos resulta sencillo, no perder esa tradición que en AFRa siempre supuso que escribir es parte de nuestra obra, a veces como una reflexión de lo hecho, a veces como una flecha disparada hacia dónde queremos ir.

Es fácil distraerse o perder de vista los lugares que nos interesan; y leernos, leer lo que fuimos dejando en esta bitácora durante tantos años nos enfoca, nos reafirma, o en todo caso nos ayuda a entender porque o que ajustar, de donde venimos, y como escuchamos por allí,

velar por nuestros intereses,

siempre y cuando esos intereses no atenten contra nuestros principios.

(este texto había quedado en borrador desde principios del año 25, pero sigue siendo válido, y hoy es un buen día para compartirlo)

 

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